**Cuando la indiferencia se disfrazó de Rock**

Recuerdo bien, cual si fuera ayer, cuando NIRVANA nos introdujo, sin pedirnos permiso a lo profundo y ronco de ese Seattle Sound, el Grunge Rock.

Sus melodías repetitivas, tambores agresivos y guitarras sobredistorsionadas nos despojaban de todo materialismo y vanidad. Ponían de moda, como un grito de guerra, la indiferencia a lo complicado y glamoroso. Era el himno de una voz juvenil, nacida de lo profundo del garaje, y que quería entrar en el aula principal de la sociedad gritando a todo pulmón:

"¡NO NOS INTERESA!"

Súbitamente, en un alarde de prepotencia, nos demostró como las apariencias podían pasar a segundo plano. Las franelas a cuadros, sueño cotidiano del leñador, y el jeans roto, uniforme incondicional de rebelde punkero, se fusionaron para acompañar a las imperdibles CONVERSE ALL STARS como el único y perfecto sello de introducción de toda una generación renacida del hastío anti-consumista.


Rememoro bien los oscuros conciertos en gimnasios escolares, donde bandas de adolecentes amateurs daban su tributo a Jeremy, Lithium, Black Hole Sun y otros antemícos epítetos. Al fondo las siluetas sudorosas saltanban al frenesí desbocado de las distorsiones infinitas, y sueños de libertad y rebelión eran grabados en un imaginario halo pintado de metálica batería.

1992 fue el año que el rock enamoró a la reforma, e irónico como es todo, también la comercializó.

Un rápido ascenso a las latitudes inesperadas del estrellato. Una influencia dominante, que cubría la masividad del pensamiento adolecente de esos días. Un estilo que desgarraba. Una identidad propísima, sin recelos. Nada de esto pudo evitar que al final se convirtiese en negocio.

Entonces las disqueras ya no eran indies, esas pequeñas firmas independientes, que parieron el concepto en contra de todo y todos. Eran ahora los enormes sellos discográficas, calamares interoceanicos de múltiples, enormes tentáculos, con la capacidad de manejar la sedienta múltitud y su desmesurada sed por más GRUNGE ROCK.

Pero ellos eran austeridad. Ellos soñaban con deceso, no nacimiento, y sencillamente se negaron a firmar. Era el inicio del fin para todo esto.

Muy bien retratado aparece en WikiPedia:

En Diciembre 1992 aparece Incesticide, una recopilación de demos desconocidos y singles. En el verano de 1993 aparece In Utero, el tercer álbum de estudio. El productor es Steve Albini, que también había trabajado con REM.. En principio el título del disco iba a ser "I Hate Myself and I Want to Die", a lo cual la discográfica se negó por pensar que podía ser una apología del suicidio, Geffen quería hacer un "Nevermind II". El álbum fue mezclado varias veces debido a que Kurt quería huir totalmente de cualquier sonido comercial y del éxito de Nevermind, con lo que la discográfica no estaba muy de acuerdo.

En agosto de 1993 Kurt es fotografíado junto a su pequeña Frances con una T-shirt casi profético que rezaba:


"El grunge ha muerto"


Menos de un año después, el 5 de abril de 1994, EL DIA EN QUE MURIO EL GRUNGE, Kobain era encontrado sin vida en su casa. "Suicidio" dijeron los medios.




















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